Presencia y actuación del Primer Comando de la Capital (PCC) - Implicancias políticas y sociales
Juan Alberto Martens Molas - pág. 59-75
Comando Caipira (Campesino) y el Primer Comando de la Capital, en el Anexo de
la Casa de Custodia y Tratamiento Taubaté, se habría difundido tras la publicación,
en 2004, del libro Cobras y Lagartos de Jozino (Biondi, 2018).
Según estimaciones del Ministerio Público brasileño, en 2018, el PCC tendría
más de 30 mil integrantes bautizados en todos los estados de la Federación; y al
menos otros dos millones de hombres, mujeres, adolescentes, bautizados o no,
son funcionarios de bajo escalón de los mercados ilegales en el Brasil y están
involucrados con el Comando en los barrios populares, calles y favelas de todo
el país (Feltrán, 2018, p. 17; 91), aunque sea difícil confirmar estos datos porque
pueden existir presos citados en las acusaciones que no sean hermanos, y otros que
no aparecen (Feltrán, 2018, p. 91).
Nació y se fortaleció en los presidios con un discurso de reivindicación
de derechos de los presos por las malas condiciones de cumplimiento; pronto
extendió sus dominios en los barrios de donde provienen o habitan sus miembros,
las quebradas, y en los países de producción de la principal materia prima de su
negocio: la cocaína y la marihuana, principalmente, Paraguay y Bolivia.
ApesardelasconstantesdetencionesdemiembrosylíderesdelPCC,aislamientos,
traslados, e incomunicación de los que ya están en prisión, desbaratamientos de sus
planes criminales, intersección de llamadas y cargas, el Partido del Crimen crece en
influencia y miembros. A 25 años de nacimiento tiene al menos 30 mil bautizados, y
moviliza a otras dos millones de personas (Feltran, 2018).
Cuando en 2001, las autoridades paulistas habían manifestado que acabaron
con la banda, traslado y aislado a sus principales líderes, realizaron el mayor motín
de la historia brasilera, movilizando a unos 18 mil presos, y manteniendo de rehén a
más de 10 mil personas, sin que ninguna sufra lesiones. Ese día fue la fecha en que
el PCC se presentó a la sociedad brasileña, “con un mega motín en 29 presidios, en
19 ciudades del Estado de San Pablo, siendo la mayor rebelión de la historia del país.
Conectados por una red de teléfonos celulares, precisaron solo treinta minutos para
asumir el control de la situación” (Jelin, 2016).
Una de las claves de este crecimiento y poder es su forma descentralizada de
organización, donde no existe un liderazgo vertical imponiendo reglas, ni dictando
órdenes, sino que las decisiones son tomadas de manera consensuada, debatida en
las distintas sintonías o células. La sintonía es la forma de organización de la facción,
donde cada una de ellas actúan de manera interdependiente, pero autónoma, en
relación unas con otras, y roles bien específicos. Las responsabilizadas se ejercen
en ellas por reconocimiento de los hermanos, y para estar al servicio del Comando.
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